martes, 29 de octubre de 2013

María y Marie

María va a tercero de ESO. Este año las cosas no le están yendo demasiado bien. En esta evaluación rondará el tres en Matemáticas, Biología y Física y Química. En Lengua andará por el cuatro. Esas asignaturas se le dan tan mal que sospecha que no será capaz de aprobarlas. En otras le va mucho mejor: en el último examen de Ciencias Sociales ha sacado un siete y medio, y en Inglés puede mostrar orgullosa un par de ochos. En Educación Física y Plástica cree que andará también por el notable. Francés ça va, un seis y medio.

¿Qué futuro le espera a María si todo sigue así? Un futuro bastante incierto. Probablemente este curso repita, y si el año que viene no lo hace mejor irá quedando cada vez más descolgada del sistema. Casi seguro que no hará el bachillerato.

En clase de Francés están carteándose con alumnos de un collège. A María le ha tocado una chica que se llama Marie, y que en vez de ir a tercero va a troisième. Marie pone las tildes para todos lados cuando escribe en español, pero se le entiende bastante bien. En la carta de hoy le recita sus notas, que se parecen sospechosamente a las de María. A pesar de todo, Marie está convencida de que pasará de curso y de que el año que viene irá al lycée. Quiere ir al Lycée General que hay en su ciudad, aunque sabe que su media es un poco justa y tal vez no la cojan. Está intentando mejorar; pero bueno, a una mala, está la opción del Lycée Professionnel.

¿Por qué los índices de fracaso y de abandono escolar son muchísimo mayores en España que en Francia? Porque en Francia no exigen el aprobado en todas las asignaturas para seguir en el sistema. La media es lo que cuenta, y unas notas se compensan con otras. Ni los alumnos son más listos ni los profesores son mejores, simplemente el mecanismo es mucho menos exigente.

¿Podemos importar el sistema francés? No, nos faltan infraestructuras. Si vamos a especializar los bachilleratos necesitamos crear alojamientos para que los alumnos que viven lejos puedan quedarse a dormir en el centro por semana. Necesitamos crear comedores para que estos alumnos puedan hacer vida allí. Para que todo esto rentase convendría aumentar el tamaño de estos nuevos centros especializados. Es una inversión económica gigantesca (además de un cambio de mentalidad también bastante grande: imagino que a la mayor parte de las familias españolas se les atragantaría la idea de que sus hijos de quince años comenzasen a vivir fuera de casa).

¿Podemos hacer menos despiadado el sistema español? Por supuesto. Introduciendo mecanismos de compensación entre asignaturas, por ejemplo. No hace falta ser tan radicales como los franceses (además,su sistema tiene efectos secundarios bastante desagradables), pero una cierta flexibilidad sería beneficiosa. Otra cosa que se podría hacer es emparentar a la FP de grado medio y el Bachillerato.

La próxima carta de María va a sorprender enormemente a Marie, y no sólo porque en ella va a contar que en España los alumnos llaman a los profesores por su nombre de pila y que existe una asignatura que se llama "Religión". Lo que aquí es lógico para todos, allí es una auténtica locura.