Pájaro negro, de mal agüero, bicho oscuro y desalmado. Todos
los cuervos son distintos, todos son el mismo. Aquí encontrará usted una guía
para la adecuada contemplación de este animal fascinante.
1. Póngase a su nivel. Agáchese hasta tener casi la misma
altura que el cuervo. Cuando él camine, camine. Cuando él le mire a los ojos,
mírele a los ojos usted también. Si él huye, espantado, persígalo con idéntico
terror. Después de un rato usted comenzará a sentirse más ligero, puede que le
salga alguna pluma, sus ojos definitivamente serán más negros. No olvide imitar
los graznidos. Siga haciendo esto con frecuencia, en todas las ocasiones
posibles. Cuando el pájaro eche a volar, vuele.
2. Adórele. Contemple sus plumas de carbón, misterio de la
hermosura. Júrele lealtad eterna y amor incondicional. Póstrese ante él y ofrézcale
su vida. A continuación, haga todo lo que el pájaro le pida.
3. Clave los ojos en sus plumas hasta ver en ellas un reflejo.
Porque si un espejo es una superficie brillante pintada de negro, el cuervo tiene
que ser un espejo vivo. Comience contemplando una sola pluma hasta verse a sí
mismo. Siga mirando. Cuando haya visto todo lo que se puede ver, mire un poco
más. Sentir vértigo es síntoma de ir por el buen camino. Tras la contemplación
del mundo, prosiga. El universo es un buen punto de partida.
4. Mire al pájaro por el rabillo del ojo, con desconfianza.
Dele la espalda pero siga pensando en él. Simule tener en mente otra cosa pero dedíquele
todos sus pensamientos. No olvide lanzarle, cada poco, una mirada furtiva. Esa
noche los cuervos poblarán sus sueños, permitiéndole contemplar vívidamente
cada uno de sus malvados matices.
5. Persiga al pájaro para sacarle una foto. Mírele a través
de la pantalla de la cámara, evite los contraluces, busque una luz
favorecedora, tenga cuidado al encuadrar. Repita esta operación con cada cuervo
que vea. Al cabo de un mes habrá descubierto que los cuervos sólo tienen dos
dimensiones, largo y alto, y que su imagen va cambiando según dónde nos
situemos. Entonces, si lo desea, podrá cazar uno y meterlo en un sobre.
6. Lea todos los libros de anatomía y fisiología de aves que
caigan en sus manos. Memorice la disposición de cada músculo y tendón, la
composición de cada célula. Eso bastará. Todo cuervo físico no es otra cosa que
una instanciación de ese esquema. Desdéñelos.
7. Compre un bloque de arcilla y cree una escultura de un
cuervo sin mirar el modelo. Cuando lo haya acabado, píntelo de negro. Es
probable que la escultura no se parezca en nada al original. Pero ahora cada
vez que mire un cuervo sabrá que es usted quien lo ha creado, tras un prototipo
fallido hecho de barro. Y sentirá un gran orgullo al contemplar su agilidad y el limpio
acabado de sus alas.
8. Contemple al pájaro en toda su complejidad física,
química, biológica y metafísica. Desespérese. Mésese los cabellos. Llore.
Prepárese un té y dedíquese a otra cosa.