jueves, 7 de abril de 2016

Programaciones

¿Los departamentos deben ser uniformes? ¿Sus profesores deben ser intercambiables? Es decir, ¿deben todos ellos utilizar la misma pedagogía, los mismos materiales y los mismos instrumentos de evaluación?

El hecho de que cada departamento deba definir las programaciones de las materias que imparte nos haría responder afirmativamente a las preguntas anteriores. Si todos sus profesores se rigen por el mismo documento, deben hacer más o menos lo mismo. Son meros ejecutores de la ley. La libertad de cátedra se disuelve en nombre de un consenso (en el mejor de los casos) o de una imposición (en el peor).

¿Eso es bueno? No, no lo es. Los recursos educativos que mejor le funcionan a un profesor son aquellos que ama ciegamente, y raramente los materiales ajenos despiertan tanta devoción. Lo mismo ocurre con la metodología y con la evaluación. Unificar de forma rigurosa la política del departamento oprime, aplasta, quita flexibilidad y frescura. Toda unificación tiende hacia lo gris o hacia lo marronáceo; a menos que por casualidad el departamento entero coincida en una visión de la educación muy particular, lo nuevo tiende a ser aplastado por lo más conservador. Soltar el rollo y hacer un examen por trimestre siempre es más fácil y da menos trabajo, tiene más partidarios.

Las programaciones son obligatorias, pero hay una forma de evitar su tiranía. La lógica nos la pone en bandeja: nada nos impide entender la programación como una colección de disyunciones ("La evaluación se hará a través de exámenes o de trabajos individuales y grupales", etc). Una programación nunca aplastará a quien incluya en ella su modus operandi, con claridad y distinción, como una posibilidad más al lado de la de sus compañeros. Así, el documento no perderá nitidez, ganando en apertura. Así, a lo largo del curso escolar las buenas ideas podrán germinar, salvajes y anárquicas, en todas las mesas del departamento; y se acabarán difundiendo por toda la sala, empacando al conjunto. Unidad como producto, no como punto de partida.